martes, 31 de marzo de 2015

Reconstrucción recíproca.

Cuando sumando pequeños números infatigables
ves levantarse del papel planisferios azules,
o por túneles de rosa, por bebidas frías y deseadas
transitas con tus dedos en donde está la gracia,
allí me gustas, allí te encuentro,
es necesario allí que me enhieste y te cante
la verdadera cifra de tu nombre que ignoras.

Porque, ¿qué noche, qué almanaque, qué acordado extravío
configuraron algo que tú viste y nombras
y llevas por las calles y duermes en los lechos
y crees ser tú y alabas?
                                     Oh, déjame derruir
pacientemente el día de tantos estandartes,
echar abajo el cielo de tus falsas estrellas,
máquina minuciosa con lápices que escriben otra cosa,
libros de caja donde alguien altera los resúmenes.

Yo estoy más cerca, sé
que nos encontraremos libres, solamente nosotros,
pues quizá tú también echas abajo un río,
un halcón, una cítara, barricada agudísima
que me oculta de tu alma.
Nos hallaremos, si, ¡oh amor que no conozco!
(Tal vez cruzando el uno la figura del otro
nos iremos, lejanos, sin encuentro ni júbilo;
tan ciertos, tan nosotros, ya tan sin conocernos.)



Julio Cortazar.
                                                                                                                Mendoza, marzo de 1945



No hay comentarios: